Páginas

Blog oficial de la escritora Raquel Sánchez García
"Escribir es mi vida y mientras exista una persona a la que mis letras le entretengan, pondré todo mi empeño en intentar convertirme, a través del papel, en un complemento de su felicidad" (Raquel Sánchez García)

"El mundo está lleno de puertas cerradas y nosotros nacimos para abrirlas todas" (Matilde Asensi)

Obras publicadas de Raquel Sánchez García

Obras publicadas de Raquel Sánchez García

Aviso

Traductor

Relatos Jamás Contados en tu idioma:
English French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

Menús

lunes, 7 de junio de 2010

¿Y ahora qué?

Alicia estaba asombrada, él sabía quién era la persona que la estaba ¿persiguiendo?

- Alicia..., verás..., la persona que..., fui yo... – ella no podía dar crédito a lo que oía.
- ¿Tú? ¿Pero...? ¿Y...? No lo entiendo.
- Yo te observé en el baño, yo te cité en la Fuente del Ángel Caído. Quería hablar contigo a solas, sin nadie que nos molestara, sin testigos por el medio, pero siempre estás rodeada de gente y esto quiero que quede entre nosotros – se le notaba nervioso – Debo de confesarte algo..., estoy enamorado de ti..., sé que es una locura, que hace poco que estás aquí, que no es el momento oportuno, incluso que puede que tú y Raúl hayáis hablado de este tema alguna vez y me esté entrometiendo entre vosotros, pero no aguanto más, necesito que lo sepas, necesito que me digas si tengo alguna oportunidad contigo.
- Buff..., yo... no sé..., no sé que decir, esto no me lo esperaba..., y...

Toni no pudo más, cogió a Alicia por la cintura, la atrajo hacia sí, y la besó en los labios con toda la pasión y el ardiente deseo que llevaba guardado dentro. No tenía nada que perder, a lo sumo lo único que podría ganarse era un bofetón y la vergüenza de no ser correspondido, pero, para su asombro, Alicia respondió, su cuerpo le deseaba, no le paró, al contrario, su piel cálida le reclamaba.

Aún no había anochecido del todo, los asientos del balancín eran grandes y mullidos, el aire cada vez era más cálido. 

- ¿Estás segura que quieres hacer esto?
- Ssssss, no hables...

Los dedos de Toni fueron recorriendo todo el cuerpo de Alicia, no hubo rincón que dejará sin acariciar, pero lo que él quería era saciar la fuente del deseo de aquella ninfa, se lo estaba pidiendo con sus movimientos, la acarició allí donde ella lo aclamaba, su vientre, sus pechos, mientras ella hacia lo propio con él. 

Ambos fueron descubriéndose poco a poco, cada vez más ardientemente, se abrazaban cada vez más fuerte. En ese momento, Alicia se quedó quieta, ruborizada, sentía vergüenza, era la primera vez, después de mucho tiempo, en la que un hombre iba a volver a verla desnuda, mellada, se sentía como una adolescente en aquellos primeros días en los que su estomago siente mariposas. 

- Tranquila, mi amor, no pasa nada, estoy contigo, tomate todo el tiempo que necesites, no hay prisa – él intentaba calmarla.

La ciudad parecía dormida, no era tarde pero nada se oía, sólo sus respiraciones rompían el silencio. Los últimos rayos del sol, antes de dejar libre a su compañera, desaparecieron por el horizonte. Un rincón intimo, donde nadie les veía, no existían edificios enfrente tan altos como el suyo, nadie podía observarles, las paredes de la terraza de su ático eran su cobijo, ahora sí, por fin estaban solos, amándose, compartiendo sus cuerpos. Toni no se lo podía creer, pensaba que aquello era un sueño.

Él cogió sus manos y muy despacio hizo que ella fuera quitándole la ropa, quería que no se sintiera cohibida, por eso pensó que la mejor manera es que él estuviera primero desnudo. Ella se opuso torpemente, pero algo la atraía, no debía, no podía, no quería parar. 

Su torso, moreno, fue apareciendo poco a poco debajo de su blanca camisa con la que hacía contraste, se notaba que era un chico que cuidaba su cuerpo, las tardes de gimnasio no habían sido en balde, después le tocó el turno al pantalón negro como el azabache, igual que su pelo, que mostraron unas piernas con unos gemelos potentes, llenos de fuerza y vigor. 

Él empieza a acariciarle la espalda, de arriba a abajo, haciendo presión poco a poco. Alicia, se queda ahí quieta, mientras él sigue acariciándola por encima del camisón. Toni se acerca más, y empieza a besarla en el cuello, mientras sus manos se han desplazado hacia delante, y le acaricia los costados, el vientre y los pechos. Al llegar a ellos, sus manos bordean su forma, y van recorriéndolos de manera espiral, hasta llegar a los pezones, que, se van endureciendo por momentos. 

Ella está temblando, gira la cabeza, no se atreve a mirarle, Toni coge su mentón con una mano, la hace girar la cara de nuevo hacia él y vuelve a besarla.

Lentamente le quita la bata y baja los tirantes de su camisón de raso azulado, resbalan al suelo quedando allí tendidos, son los únicos testigos. 

Su cuerpo brilla con la luz de la luna, parece una diosa, intenta taparse sus pechos con sus brazos pero él la retiene, quiere observarla, no perder ni un solo detalle, sus curvas son perfectas, las cicatrices apenas se notan ya, parecen leves rasguños. 

Poco a poco va sintiéndose más segura, ha dejado de temblar, aunque aún no le mira.

- Eres preciosa. Mírame, por favor, quiero ver tus ojos, no quiero hacerte daño, confía en mí.

Ella no puede hablar, quiere, pero no le salen las palabras. 

Sus miradas se encuentran, sus ojos brillan. La atrae hacia sí de nuevo, la tumba, su ropa interior le estorba, decide quitarla de en medio, ahora está totalmente desnuda, toda, todo su cuerpo entero, no se cansa de observarla, quiere tenerla, su deseo es inmenso, crece a cada minuto que pasa. 

Se echan lado a lado, siguen besándose, y recorriendo sus cuerpos con las manos. Toni lleva una mano con mucho cuidado a su entrepierna, mientras ella hace lo mismo con él. Con lo que los dos comprueban la excitación del otro.

Mientras se miran a los ojos, hace que se recueste boca arriba, la ayuda, la trata con la mayor dulzura posible. Luego sus manos recorren sus piernas y muslos. Sigue besándola cuidadosamente, acariciándole con mucho mimo con una mano, desde la rodilla, hasta el cuello, pasando por todas las partes que su mano abarca, caderas, vientre... Ella mientras, aún un poco inquieta y sin saber cómo ha llegado hasta ese punto, se arma del valor que le faltaba, libera su miembro de los calzoncillos, quiere tocarle, lo agarra fuerte, tanto como puede, lo que hace que él busque con la mano su humedad, que ya es notable.

Se sitúa encima de ella, despacio, empieza un camino de besos y caricias. El cuello, los hombros, los pechos, los pezones, el vientre, los brazos, la cadera a ambos lados, sigue bajando. Comienza a subir otra vez, por el interior de los muslos esta vez, hasta llegar a su entrepierna, la observa, está tanteando el terreno, no quiere hacer nada que la moleste o la turbe.

Allí, empieza besándole los labios, poco a poco, delicadamente, su lengua empieza a explorar los pliegues, suavemente. En ese momento, ella jadea, él levanta la vista, le ve mirarla y sonríe mientras cierra los ojos. Mientras su lengua sigue explorando y rodeando toda la zona, centrándose poco a poco más en su cometido, su mano empieza a explorar, abriéndose camino entre los labios, para llegar a su parte más sagrada y oculta. Introduce un dedo, poco a poco, mientras sigue jugando dentro de ella con su lengua. Cada vez hay más humedad, su flujo caliente lo va impregnando todo. Con el dedo empieza un movimiento de entrada y salida. Ella jadea otra vez, lo que hace que eso le excite más y lo haga con un poco más de ímpetu, a lo que ella responde con más jadeos y gemidos. 

Después de un rato así, ella no puede más, el pudor se ha esfumado con la tarde, quiere más, le quiere a él, a todo su ser, no puede controlarse, algo la impulsa, parece que algún mal se ha apoderado de su cuerpo, la quema, la abrasa, la llama.

Toni levanta la cabeza, pero mantiene el movimiento del dedo, despacito, suave. Alicia se desliza, hasta situar sus manos y su cabeza, cerca de su pene, empieza a acariciarlo, lentamente también, primero con las manos solas, luego, además, con la lengua y el resto de la boca. Le hace sentir un gran placer, mientras él vuelve a acercar su lengua y su dedo a la zona en la que estaba concentrado antes. 

Es una situación ideal, los dos están dando y recibiendo un gran placer, que hace que se sientan más excitados por momentos. Empiezan los dos a respirar más fuerte.

Ella se reincorpora, se tumba encima de él, empieza a moverse y a besarle, cada vez más rápido. Se levanta, pone sus manos en su pecho, mientras sigue moviendo las caderas, cada vez más rápido. Él coloca sus manos en su pecho y aprieta, suavemente, desliza sus manos en caricias suaves por su cadera, cintura, pecho y vientre, no quiere perderse nada de aquel instante. Ella sigue con el movimiento de caderas, cada vez jadea más, gime más alto, le mira, sonríe, cierra los ojos y gira la cabeza hacia arriba. Sigue así un poco más, mientras Toni aguanta como puede los envites, disfrutando con placer e intentando no terminar antes que ella. Alicia cambia el ritmo, gime más y más alto, de repente, para, un chillido agudo, ahogado, sale de su garganta, Toni siente en su pene los espasmos de su orgasmo y un agua tibia resbalando por su miembro, siente también su corazón en su pecho latiendo desbocadamente y su respiración acelerada.

“Bien, ha llegado, es mi turno, aquí no hemos acabado” piensa para sí, aún quiere proporcionarla más placer.

Toni se levanta y se acerca de rodillas a ella, vuelve a besarla en la boca, ella mientras le mira de forma lasciva, quiere más, así que guía su pene con sus manos otra vez a su interior, y cuando está dentro, sin dejar de besarla empieza a mover la pelvis, primero lentamente, luego, poco a poco a mayor velocidad. El gime, jadea, cada vez más, ya no puede besarla, levanta el torso de encima de ella, con lo que las embestidas cada vez son más fuertes y rápidas. 

Es una sensación indescriptible la de estar haciendo eso con la persona apropiada. En un momento no hay nada, sólo sensaciones, el roce, sus caricias, etc. Ya no hay marcha atrás, insoportable, agradable y placentero, todo en uno. 

Justo en ese momento, el movimiento es más rápido, y justo después, mientras eyacula y grita de placer, intenta introducirse dentro de ella, aprieta con todas sus fuerzas, porque de esa manera la sensación es más placentera para él. 
Aún aturdido, abre sus ojos despacio y la observa, ella ha sentido lo mismo, ha vuelto a tenerlo. 

Pasados unos segundos, se desploma al lado de ella, con el corazón en la boca, respirando rápido y fuerte, nunca había sentido algo tan intenso, tan profundo. Se inclina a un lado y sale de su interior, mientras intenta recuperar una respiración normal. Se tumba boca arriba, ella está a su lado, respirando fuerte también, se acerca, levanta un brazo para abrazarla, ella descansa la cabeza en su pecho.Siguen allí un rato, quietos, impasibles, acompasando sus corazones y respiraciones a un ritmo normal, intentando no dormirse, mientras ambos se miran, se acarician de nuevo, no se cansan y al unísono se preguntan con la mirada:

“¿Y ahora qué?”.

Después silencio, la noche, la luz de la luna, se han quedado dormidos, abraza
dos.

Autora: Raquel Sánchez García

No hay comentarios: